DECÁLOGO

La Dieta Mediterránea es mucho más que un tipo de alimentación. Siguiendo el significado original de la palabra griega díaita («régimen o modo de vida») se trata en efecto de un ancestral estilo de vida basado en una forma de alimentarnos. Pero también de cocinar los alimentos, de compartirlos con los que nos rodean y también de disfrutar de nuestro entorno, de vivir y de relacionarnos con el mismo, de generar arte y cultura y tradiciones vinculados a nuestros alimentos emblemáticos y su origen.

Así se entienden las profundas relaciones de esta dieta con numerosas manifestaciones no sólo gastronómicas, también culturales y artísticas en las distintas regiones geográficas de la ribera mediterránea y sus aledaños.

A todo ello se han ido añadiendo insistentes y repetidas evidencias científicas que han conformado un robusto cuerpo doctrinal que demuestra que el seguimiento de esta dieta induce importantes mejoras de la salud global, con disminuciones de la incidencia de diversos tipos de enfermedades y notables reducciones de la mortalidad.

La provincia de Almería, por sus peculiares características geográficas, climatológicas y culturales, junto a un intenso desarrollo en los últimos años de la producción e investigación hortofrutícolas, bien podría ser considerada como la “Puerta de la Dieta Mediterránea”.

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Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición. El Aceite de Oliva Virgen Extra es el “Oro Líquido”, por sus múltiples beneficios para la salud. Se recomienda que sea la grasa por excelencia, evitando otros productos, tales como mantequillas, margarinas, etc…

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Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos. Las verduras, hortalizas y frutas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta y nos aportan al mismo tiempo, una gran cantidad de agua. Es fundamental consumir 5 raciones de fruta y verdura a diario. Incluimos el Aguacate de producción subtropical, en Andalucía Oriental, como una fruta más de la Dieta Mediterránea.

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El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) deberían formar parte de la alimentación diaria por su composición rica en carbohidratos. Hay que tener en cuenta que sus productos integrales nos aportan más fibra.

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Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados. En el caso de las frutas y verduras, nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel de aportación de nutrientes como por su aroma y sabor.

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Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogurt y quesos.

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La carne roja se debe consumir con moderación y, preferiblemente, como parte de guisos y otras recetas. Se recomienda el consumo en cantidades pequeñas, preferentemente carnes magras, y formando parte de platos a base de verduras y cereales.

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Consumir pescado en abundancia y huevos con moderación. Se recomienda el consumo de pescado azul como mínimo una o dos veces a la semana. Los huevos contienen proteínas de muy buena calidad; su consumo tres o cuatro veces por semana es una buena alternativa a la carne y al pescado.

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La fruta fresca es el postre habitual. Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente. Las frutas aportan color y sabor a nuestra alimentación diaria y son buena alternativa a media mañana y como merienda.

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El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo.  Haciendo especial hincapié en las personas jóvenes, en la adquisición de hábitos saludables  y en la tercera edad.

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Realizar actividad física todos los días. Caminar a diario, es el ejercicio más completo de la naturaleza. Se adecuará a la situación de cada persona. La vida sedentaria es muy nociva para la salud.  De la misma manera el hábito de compartir es vital dentro de las costumbres Mediterráneas.